Despierto igual que un ángelque le canta al ocasocon labios enmohecidospor su silvestre soledad.Regalo de esos ángelesque pasean a caballopor las constelaciones,vago entre el invierno ydevoro mil dulzurasque dejan de existir si sopla el viento,que irrumpen lentamente en medio de la viday extravían, al tocarla,la luz negra del mundo.– Esquirlas de cielo tibiohacen burla en la risade nuestra Luna quieta-.– A través de los aires,la barca cristalina de una estrelladesnuda las ramas de platadel anochecer-.Lo infinitamente pequeño
En un portalhecho de luz de luna,cobijé a mi amor.¡Mi pobre choza!La destrozó el fríouna mañana malva.¿Quién pintaráde nievemi nido roto?¿Quién barrerálas hojas secasque ni se quisollevar el viento?¿Quién recogerámi penacomo gotas de vinoque se derraman?En un claro de lunavolví a levantaruna casa nueva.– Junto al ríomiro el aguaque correen ascuas-.Materia es energía,
energía es eterno goce [2]
En mis sueñosamar era lo mismoque sembrar en el desierto,con un sable desenvainado,el durazno de mi corazón.– Me iré al despuntar el albaen mi barca doradaque boga hacia el olvido-…Ya no es primaveray contemplola Luna errante del verano,cuya canción de miel y de distanciasrocía el aire de lirios de platamientras se oxidala guillotina verdede la tarde en flor.Hora crepuscularque va de boca en bocacavando su tristeza mineralpor todas las esquinas.Hora callada:despídete de todo afánpues nada se extinguemejorque el gozo de la luzde las estrellas.Génesis del vacío
Recuerdo la fronteraque burlaban las aves,el libro de mi viday su altiva siluetaque acarició la nievecon espinas de cielo.Apenas sin propósito,amé a tientas un mundosoñándolo detrás de las cortinas.Fui la reina absolutade los días lluviososque enterré bajo cumbresde un dolor que dormía.Y hoy, ¿quién estará conmigoperfumando con rosasel peso de mi pena?¿Dónde iré tan sola en la hermosa mañana?¿A quién le importaque a la "noche serenale crezcan sucias hierbas de luz?La abundancia de elementos
(Nebulosa de la Lira, estrella agonizante)
Polvo de oro y diamantes ha llovidodel corazón de alguna vieja estrella,y he librado batalla contra la quimerade un universo sólido, pequeño,desprovisto de sorpresas y de amor.Bajo este manto de nieve celeste,lloro como una niña que no sabe crecer.Murmura el agua entre los juncos:«Es ley común que la bellezase apague en nuestras manoscomo si fuera tierra yermaque pende de un trozo de cielopor el hilo de angustia de la aurora,puessólo la muerte comprende a la materia».