– Que tus ojos me circundencomo el aire.Que se extingan las sombrasal paso de mi soledad.Que las puertas del Solcolmen mis nochespodridas con luz de amaneceres.Que los astros perdidosduerman en el silenciode sus sueños celestes.Que los que mueren tiemblencomo ramas sombríasque el viento errante arropacon sus manos salvajes-.Flota la niebla, y la tormentase yergue en las paredesdel vacío.La tarde se ha enfriado.Junto a la luz dispersaque cae de los tejados,la ciudad se detiene.
La barrera de Coulomb
Organizo los huesosde mi corazón, crezcoen un mundo de letargos,de estrellas que fluyena la dulzura de una nadaradiante de colores.Despertaré, quizás, un díay arrojaré jadeos de fuego,en porciones pequeñascomo estas palabras.He sido cuerpo,rara aleación de mente y de tristeza,y cuando el Sol estival haya quebradoen dos el cielo, enterrando en mi pelocapullos de luz devoradoradonde la eternidad ya ha transcurrido,él y yoseremos cuerpos que jamás se toquenen la cárcel brevedel deseo.
Las ciencias de la vida
Ni siquiera los diosespueden olvidarlo todo.Una tierra desguarnecidaha brotado del mar,pues el otoño nunca hacenada sin preguntárselo a los cielos.Amo el océano y, en la alborada,temo por sus islas. Respiroorgullosa el aguijón de luzde los cometas.Seré alegre, me digo,y dulce igual que el ruegode un héroe cautivo.– Yo no sé qué medidascontiene la existencia-.Como cirros de ocasose esfuman los minutos:en tiempos de penuriaen mitad de la nochecrece el día.
Altair
Un frío desiertose ha recogido entre las hojasde los helechos silenciosos.A su lado,canta mi aflicción dulcemente.Enhebro la mitad del día ^en el verde oscurode los airesque el poniente traiciona.– Hay mieses que crecen delicadasen el fondo marino de las nubes-.¿Dónde me llevó el cierzo?¿Dónde iré a dormir,qué azul rocíome mecerá en sus brazos?¿Acaso habré abiertomi alcoba a la penumbra?– El alma es una lira ennegrecidaque sangra inconsolable por dentro de las cosas-.
Historia de la materia
Mi corazón tiene la fuerzacon que se bate el mundopor los barrancos florecidosde una mañana de verano.– ¿Vendrás de nuevocon el olor a lechode un animal hermoso?-Recibo de rodillas al deseo.¿Cuánto valdrá,si nunca está dormido?Le pido de una vezque me lleve en sus brazos,como un cuenco de rosasque a nadie le de miedo.