Читаем Un Milagro En Equilibrio полностью

Efectivamente, antes del verano intervino una mujer morena y este hombre me dejó. Ya me había dejado muchas veces, pero en todas aquellas ocasiones yo le había perseguido para que volviera, convencida de que si lo hacía, si finalmente le tenía para mí sola y conseguía vivir con él para embarcarnos ambos en una relación «normal», me redimiría a sus ojos, a los míos y a los del mundo, y dejaría de ser la mala que él decía que era, la mala que yo creía ser y la mala por la que muchos de nuestros amigos comunes me tenían, siempre creyendo lo que él, hecho un mar de lágrimas, les contaba cuando se los encontraba de copas. Aquéllos eran los amigos que tomaban partido resuelta y alegremente por el ofensor para convencerse así de que, en realidad, en aquella historia no había ofensa ninguna y sí mucho teatro, y de que no estaban, por tanto, obligados a intervenir. El caso es que yo me había empapado de esa imagen de mí misma hasta tal punto que llegué a olvidar quién era realmente y, al no quererme en absoluto, no hacía otra cosa que sabotearme. Repetía de nuevo el viejo esquema: dentro de una, dos, y las dos enfrentadas.

5 de octubre.

Olvídate de la oxitocina y del efecto Bambi y de todas esas puñetas. Hace un minuto me he estado planteando seriamente darte en adopción o hacerte beber una infusión a base de cogollos de la planta de marihuana que hay en la terraza (que creció casi por casualidad, sin que nadie se ocupara de ella, y con la que ahora no sabemos qué hacer, porque yo no tengo ni idea sobre recolección o procesamiento de las hojas o de los cogollos, y tu padre menos). Te has tirado toda la mañana llorando, y cuando ha quedado claro que no era ni porque quisieras comer (me has escupido la leche a la cara indignadísima), ni porque te faltara el chupete (que también me has escupido), ni porque tuvieras el pañal sucio, he descubierto que lo único que querías, pequeño bulto cagón y mimado, es que te tuviera en brazos, así que estoy escribiendo contigo encima, situación enormemente incómoda para mí pero que a ti parece encantarte, porque ahora estás calladita como una santa, mirando alternativamente a tu madre y al teclado con mucha atención, como si te estuvieras planteando seriamente la posibilidad de seguir, en un futuro, los pasos de la que te parió (visto lo visto, te lo desaconsejo de corazón).

Tengo un libro que me regalaron cuando me quedé embarazada en el que se afirma que en casos así no debería cogerte de ninguna de las maneras, que lo que tendría que hacer es dejarte llorar en tu cuna hasta que te callaras de puro agotamiento. Yeso mismo es lo que viene a decir también mi madre. Vale. Pero yo estoy segura de que el doctor que escribió tan sádico manual no se habrá sacado su flamante carrera de Medicina dedicándose precisamente a cuidar a bebés, y estoy segura también de que a sus propios niños los habrá cuidado o su señora o la chacha, porque a ver quién es el guapo que tiene corazón o estómago para dejar a un bebé de dieciséis días llorando desconsolado.

Yo no, desde luego. Primero, porque cuando lloras tus berridos se me cuelan en los tímpanos y amenazan con provocarme la peor jaqueca de mi vida. Segundo, porque me asaltan dudas sobre si no iré a provocarte un tremendo trauma infantil y de mayor seré yo la responsable de que te hayas convertido en una skinhead, una asesina en serie o una especuladora inmobiliaria. Lo digo porque he leído en otros libros, escritos por doctores que nada tienen que ver con el anterior, que los niños a los que se deja llorar sin proporcionarles consuelo aprenden que no pueden generar una respuesta de su medio ambiente, que a nadie le importan sus necesidades, que están solos frente al mundo. Parece ser que, según los estudios realizados por no sé qué universidad yanqui (estos estudios siempre los realizan las universidades yanquis, que son las que tienen presupuesto para gastárselo en martirizar a bebés), los niños que presentaban un mayor nivel de desarrollo cognitivo y socio-emocional tenían mamas muy reactivas, es decir, madres que respondían a la más mínima señal con la que sus hijos intentaran captar su atención.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Книга Балтиморов
Книга Балтиморов

После «Правды о деле Гарри Квеберта», выдержавшей тираж в несколько миллионов и принесшей автору Гран-при Французской академии и Гонкуровскую премию лицеистов, новый роман тридцатилетнего швейцарца Жоэля Диккера сразу занял верхние строчки в рейтингах продаж. В «Книге Балтиморов» Диккер вновь выводит на сцену героя своего нашумевшего бестселлера — молодого писателя Маркуса Гольдмана. В этой семейной саге с почти детективным сюжетом Маркус расследует тайны близких ему людей. С детства его восхищала богатая и успешная ветвь семейства Гольдманов из Балтимора. Сам он принадлежал к более скромным Гольдманам из Монклера, но подростком каждый год проводил каникулы в доме своего дяди, знаменитого балтиморского адвоката, вместе с двумя кузенами и девушкой, в которую все три мальчика были без памяти влюблены. Будущее виделось им в розовом свете, однако завязка страшной драмы была заложена в их историю с самого начала.

Жоэль Диккер

Детективы / Триллер / Современная русская и зарубежная проза / Прочие Детективы
Кредит доверчивости
Кредит доверчивости

Тема, затронутая в новом романе самой знаковой писательницы современности Татьяны Устиновой и самого известного адвоката Павла Астахова, знакома многим не понаслышке. Наверное, потому, что история, рассказанная в нем, очень серьезная и болезненная для большинства из нас, так или иначе бравших кредиты! Кто-то выбрался из «кредитной ловушки» без потерь, кто-то, напротив, потерял многое — время, деньги, здоровье!.. Судье Лене Кузнецовой предстоит решить судьбу Виктора Малышева и его детей, которые вот-вот могут потерять квартиру, купленную когда-то по ипотеке. Одновременно ее сестра попадает в лапы кредитных мошенников. Лена — судья и должна быть беспристрастна, но ей так хочется помочь Малышеву, со всего маху угодившему разом во все жизненные трагедии и неприятности! Она найдет решение труднейшей головоломки, когда уже почти не останется надежды на примирение и благополучный исход дела…

Павел Алексеевич Астахов , Павел Астахов , Татьяна Витальевна Устинова , Татьяна Устинова

Современная русская и зарубежная проза / Современная проза / Проза