– No tengo sueño -aseguró Pip con valentía.
Matt no la presionó. Acordaron darse una ducha, pero después Pip quiso regresar al hospital enseguida. Matt no intentó disuadirla, porque también él quería ir. Sacó a Mousse una vez más, y luego volvieron al hospital y se instalaron juntos en el sofá de la sala de espera de la UCI.
La enfermera les dijo que sus amigos habían pasado a preguntar por Ophélie, que estaba dormida, como ahora. Cuando Matt se interesó por su estado, le comunicaron que seguía en estado crítico. En cuanto se sentó en el sofá, Pip se quedó dormida, y Matt experimentó un profundo alivio. La contempló mientras dormía, preguntándose qué sería de ella si su madre moría. No soportaba la idea, pero cabía la posibilidad. Si se lo permitían, la llevaría a vivir con él o bien se compraría un piso en la ciudad. En su mente bullían toda suerte de perspectivas nefastas cuando la enfermera se acercó a él a las dos de la madrugada con expresión seria. A Matt se le aceleró el pulso al verla.
– Su esposa quiere verlo -musitó.
Matt no se molestó en corregirla, sino que soltó la mano de Pip con delicadeza y siguió a la enfermera al interior de la UCI. Ophélie estaba despierta y parecía ansiosa por hablar con él. Le indicó por señas que se acercara, y Matt temió que presintiera su propia muerte. En cuanto llegó junto a ella, Ophélie le acarició la mejilla y empezó a hablar en susurros. A todas luces le costaba respirar.
– Lo siento tanto, Matt… Tenías razón… Lo siento mucho… ¿Cuidarás de Pip?
Era lo que Matt se había temido. Ophélie estaba convencida de que iba a morir y quería dejar resuelto el futuro de su hija. Matt sabía que apenas tenía familia, tan solo unos primos lejanos en París. No tenía con quien dejarla salvo él.
– Sabes que sí… Ophélie, te quiero… no te vayas, cariño… quédate con nosotros… te necesitamos… Tienes que ponerte bien -le suplicó.
– Lo haré -prometió ella antes de dormirse de nuevo. La enfermera le pidió que saliera.
– ¿Cómo está? -le preguntó Matt en el mostrador-. ¿Ha cambiado algo?
– Va aguantando -lo tranquilizó la enfermera.
La impresionaba que el hombre y la niña apenas se hubieran movido del lado de la paciente. Aquellos detalles marcaban la diferencia, y siempre la sorprendía constatar cuántas personas no se molestaban en hacerlo. En cambio, Pip y Matt solo se habían ausentado menos de dos horas para ir a casa. A la mañana siguiente, en el cambio de turno, seguían allí, y Ophélie había experimentado una ligera mejoría.
Matt llevó a Pip a casa y le explicó que o bien tenía que volver a la playa a recoger algo de ropa o bien tendría que comprar algunas cosas. Comentaron el asunto durante el desayuno y por fin decidieron pasar por Macy's de camino al hospital para comprar algunas prendas. Era evidente que Pip no quería que se fuera, de modo que se quedó.
Por fin encontró un momento para llamar a Robert y darle la noticia. Luego quedó con Alice para que sacara a pasear al perro con regularidad y telefoneó a la escuela de Pip. Le aseguraron que Pip no tenía que ir y expresaron la esperanza de que la señora Mackenzie se repusiera pronto. Había varios mensajes preocupados del centro Wexler, pero Matt no tenía ganas de hablar con ellos, así que no devolvió las llamadas.
Tras una parada rápida en Macy's regresaron al hospital y reanudaron su vigilia en la sala de espera. Aquella noche, Ophélie experimentó una leve mejoría. Bob, Jeff y Millie habían ido a verla, y también se dieron cuenta. Cuando se fueron, Matt arropó a Pip con una manta que la enfermera les había proporcionado. De repente, Pip alzó la mirada hacia él.
– Te quiero, Matt.
– Yo también te quiero, Pip -repuso él.
Había comprado suficiente ropa para una semana. Tarde o temprano tendría que volver a la playa, pero pensaba quedarse con Pip mientras esta lo necesitara. Por lo visto, tardaría bastante en volver a su casa.
– ¿Y también quieres a mi madre?
La niña nunca había sabido qué había entre ellos; ambos se habían comportado siempre con suma discreción.
– Sí -asintió Matt con una sonrisa que Pip le devolvió.
– ¿Te casarás con ella cuando se ponga bien?
A Matt le gustó que dijera «cuando» y no «si».
– Te necesita, Matt, y yo también.
Al escuchar aquellas palabras le entraron ganas de llorar y no supo qué decirle. Antes de recibir los disparos, Ophélie no sabía a ciencia cierta qué sentía por él ni qué quería de su relación, mientras que Matt sí sabía sin lugar a dudas lo que sentía por ella.
– Me gustaría, Pip -repuso con sinceridad-, pero creo que tendríamos que preguntárselo a ella, ¿no te parece?
– Lo que me parece es que ella también te quiere, pero tiene miedo. Mi padre no siempre era amable con ella. Le gritaba mucho, sobre todo por Chad. Chad estaba bastante enfermo y hacía cosas bastante malas, como intentar suicidarse. Y mi padre no creía que estuviera enfermo, así que gritaba a mi madre y pensaba que era muy rara.
Era un resumen muy preciso de la historia tal como la conocía Matt, aunque expresada en los términos de Pip.