Читаем Un Puerto Seguro полностью

– Pues lo más probable es que no pase nada, pero yo que tú llamaría al conductor del grupo. A lo mejor puede llamar a ese hombre y decirle algo. Probablemente solo estaba borracho, pero lo que ha hecho está fatal. Parece un chiflado.

O peor aún, un violador, añadió mentalmente, aunque sin expresarlo.

– Solo es un borracho, pero me ha dado un susto de muerte. Pensaba que si entraba le haría daño a Pip.

– O a ti. Por el amor de Dios, no abras la puerta a ningún desconocido.

De repente, Ophélie le parecía extremadamente vulnerable y desamparada. Sin lugar a dudas, era una mujer capaz, como había demostrado durante el rescate del surfista, pero también era hermosa y vivía sola con una niña, lo cual ponía de relieve para ambos los peligros que entrañaba su situación.

– Que el director del grupo le cante las cuarenta y le diga que la próxima vez llamarás a la policía para que lo detengan por acoso. Y si vuelve esta noche, llama a la policía enseguida y luego a mí. Si estás muy preocupada puedo dormir en el sofá. No me importa venir.

– No -replicó ella, ya más serena-. Estoy bien. Es que ha sido muy raro y por un momento me he asustado. Ese tipo debe de haberse montado historias raras sobre mí durante toda la terapia. Es una sensación desagradable, por expresarlo con delicadeza.

Estar sola ya era duro, pero que personas como Jeremy intentaran irrumpir en su casa era más que inquietante. Su vulnerabilidad era uno de los males de su nueva situación, pero lo único que podía hacer al respecto era andarse con cuidado y estar alerta. Sabía que no podía esperar que Matt se convirtiera en su guardaespaldas, ni él ni nadie. Tenía que aprender a manejar sola aquellas situaciones. Lamentaba más que nunca que la terapia hubiera terminado. Le habría gustado comentar con sus compañeros el modo de afrontar aquellas cosas. Dio las gracias a Matt por su apoyo y sus buenos consejos, y en cuanto colgó llamó a Blake Thompson, que se alteró mucho. Prometió llamar a Jeremy al día siguiente, en cuanto se hubiera serenado, y echarle una bronca no solo por violar la confianza sagrada del grupo, sino también por abusar de ella. Ophélie parecía más calmada cuando Matt la llamó después de cenar para saber cómo estaba. No le había dicho nada a Pip que pudiera asustarla. Le había asegurado que el hombre era inofensivo y que aquel incidente no significaba nada, lo cual a buen seguro era cierto. Ophélie estaba convencida de que era un episodio aislado, aunque aun así la había trastornado. Pero incluso Pip experimentó alivio al comprobar que su madre estaba menos ausente durante la cena y que a la mañana siguiente, al salir de casa para llevarla a la escuela y luego ir al centro Wexler, parecía encontrarse bien.

Al cabo de un rato, Blake la llamó para contarle que había hablado con Jeremy para amenazarlo con una orden de alejamiento si volvía a acercarse a ella. Le dijo que Jeremy se había echado a llorar y reconocido que después de la última sesión había ido derecho a un bar, donde estuvo bebiendo hasta que apareció en su puerta. Haría unas cuantas sesiones de terapia individual con Blake y había pedido a este que se disculpara ante Ophélie en su nombre. El director señaló que no creía que el incidente se repitiera, pero en cualquier caso había sido una lección para ella; debía aprender a ser más cuidadosa y cauta con los desconocidos e incluso con personas a las que conocía tangencialmente. Había un mundo entero ahí fuera, un nuevo mundo poblado de males a los que jamás se había enfrentado como mujer casada. No era una perspectiva halagüeña.

Dio las gracias a Blake por encargarse de todo, volvió a concentrarse en el trabajo y al poco olvidó el asunto. Por la tarde, al volver a casa, encontró una carta de disculpa de Jeremy sobre el felpudo. En ella le aseguraba que no volvería a molestarla. Por lo visto, cada uno tenía un modo distinto de afrontar la desestabilización que suponía perder el apoyo del grupo, solo que el suyo daba un poco más de miedo que otros. En cualquier caso, todo el asunto le hizo ver que no era la única persona asustada y deprimida por el fin de la terapia. Dejar de contar con el grupo significaba un cambio importante, una pérdida. Ahora tenía que enfrentarse al mundo, como todos los demás, e intentar aplicar lo que había aprendido.

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